Cuando te abrazo
desnuda
después del estallido
tuyomío
la respiración
vuelve a mentir normalidad
donde aún
late el milagro.
Y hay querubines de vapor en las ventanas,
sonrisas tragamiedos,
dedos de que hablan aleteando.
El tiempo
se nos escurre entre las alas.
Y somos ángeles felices
de tener sexo,
flotando juntos
antes
de ir
a por más.
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