jueves, 18 de septiembre de 2014
Nocturno de Buk
Con un pájaro azul atrapado en el pecho
y una botella de miller en la mano
el viejo poeta cascarrabias
escribe las miserias de los otros
con las imágenes borrosas de su propia niñez.
Sabe que la muerte espera
en los boletos rotos de la séptima carrera
y le importa un carajo
que en el piso de abajo
duerma la carne joven de su última mujer
o la avaricia voraz de una casera
afile los cuchillos del próximo alquiler.
En el aire flotan ángulos de wagner
curvas de caderas
el fantasma de jane
y bukoswski los atrapa
con anzuelos de teclas
para pintar con ellos la resaca
que siempre es una hoja de papel.
Con un pájaro azul atrapado en el pecho
y un puro entre los dedos
el poeta de las noches con alma de navaja
acuna la placenta de un poema
que acaba de nacer.
Suspira
destapa la botella de su vida
empina el codo
y brinda
como siempre
por el milagro de la sed.
Te he pedido amablemente que te mueras.
TE HE PEDIDO AMABLEMENTE QUE TE MUERAS
Te he pedido amablemente
que te mueras
te lo he pedido de buenas maneras
pero nunca me haces caso
me acechas
al amparo de las espesas resacas
a salvo del miedo
del amor
de las erecciones matinales
y de la acidez del alma que no se calma con pastillas.
Te he pedido amablemente
que te mueras
con palabras
con hechos
alguna vez a hostias.
Pero nunca te mueres y me sigues
como un puto perro que no conoce la diferencia
entre fidelidad y lealtad.
cono un maldito perro
cojo e inclinado.
No me dejas en paz ni por las noches
y hasta sospecho que te burlas de mis pasos errados
que te tiras a todas mis ex novias
que pateas cachorritos por las calles
o haces gestos obscenos cuando pasa una muchacha
viva
por la acera.
Y eso que llevo años pidiéndote
amablemente
que te mueras.
Pero tu vocación de triste fotocopia
imitación correcta de un tipo incorrecto
tu deforme cabeza
te impiden hacerme ese favor
con todo lo que dices que me quieres.
Te he pedido amablemente
que te mueras
que te disuelvas
que dejes de perseguirme con tu empeño de censor
juez
o policía
con tu espumosa estela de reproches.
Pero como llevo años pidiéndote amablemente
que te mueras
y no obedeces
he pensado en la forma de joderte.
Un día de estos
no diré cual
ni diré cuándo
para que conozcas el terror de las vigilias
pero un día de estos voy a morirme.
Y estoy pensando en cambiar mis últimos deseos
pedir que no me quemen y me tiren al váter
como llevo años pregonando.
Tal vez
después de tantos años
pidiéndote amablemente
que te mueras
un día cualquiera
me muero yo
hago que me planten
a dos metros bajo tierra
y a ver a quién persigues entonces
jodida sombra.
domingo, 14 de septiembre de 2014
22
"No cambies nunca"
te dije una vez
y lo he pensado miles.
No pierdas esa serenidad
regada de lágrimas secretas,
ese placer por tu placer,
esa sonrisa tendida a los demás
como una mano.
No permitas que la vida te haga otra,
menos atenta a los atardeceres,
contable de favores,
coleccionista de migas,
madrugadora para nada.
Que pase el tiempo pero no tus ganas.
Que nada te frene las caderas,
que sigas queriendo como quieres querer,
con esa plenitud de luna en celo,
con la furia feliz de las mareas.
Que los años te acaricien como yo,
torpes y enamorados,
que nada ni nadie te convenza
de que vivir de verdad
es vivir equivocada.
No vendas ese coraje sin puñales,
ese paso de baile con tu sangre,
esa magia de mujer hecha de estrellas,
ese cariño cotidiano por los tuyos
que va pariendo eternidades.
No dejes de mover el mundo
como mueves las manos cuando hablas.
Sigue tejiendo a golpe de pestaña,
esa tela que me atrapa sin arañas.
"No cambies nunca"
te dije una vez
y lo he pensado miles.
Cuando te espío dormida,
cuando te miro
porque no me miras,
cuando te admiro
aunque no lo diga.
No cambies nunca,
que a mí
ya me has cambiado
para bien
y para siempre.
Te invito
a que te quedes
a comprobarlo.
Celebro
que te quedes
a celebrarlo.
te dije una vez
y lo he pensado miles.
No pierdas esa serenidad
regada de lágrimas secretas,
ese placer por tu placer,
esa sonrisa tendida a los demás
como una mano.
No permitas que la vida te haga otra,
menos atenta a los atardeceres,
contable de favores,
coleccionista de migas,
madrugadora para nada.
Que pase el tiempo pero no tus ganas.
Que nada te frene las caderas,
que sigas queriendo como quieres querer,
con esa plenitud de luna en celo,
con la furia feliz de las mareas.
Que los años te acaricien como yo,
torpes y enamorados,
que nada ni nadie te convenza
de que vivir de verdad
es vivir equivocada.
No vendas ese coraje sin puñales,
ese paso de baile con tu sangre,
esa magia de mujer hecha de estrellas,
ese cariño cotidiano por los tuyos
que va pariendo eternidades.
No dejes de mover el mundo
como mueves las manos cuando hablas.
Sigue tejiendo a golpe de pestaña,
esa tela que me atrapa sin arañas.
"No cambies nunca"
te dije una vez
y lo he pensado miles.
Cuando te espío dormida,
cuando te miro
porque no me miras,
cuando te admiro
aunque no lo diga.
No cambies nunca,
que a mí
ya me has cambiado
para bien
y para siempre.
Te invito
a que te quedes
a comprobarlo.
Celebro
que te quedes
a celebrarlo.
Gaia
Te veo dormir
en mi/nuestra cama
(se es propietario de aquello que se riega
y nosotros la regamos puntualmente).
En pleno día duermes
como si fueras de noche.
Las piernas abiertas
como una niña cansada de jugar
que al despertar querrá seguir jugando.
Duermes en paz.
A salvo.
Sabes que estoy aquí
pobre muralla de manos y deseos
pobre
pero inexpugnable
para que tu sueño sea seguro
y los monstruos de la supuesta realidad
no se atrevan con nosotros.
Duermes como la primera madre y la ultima hija
con la femenina placidez de los océanos
con tacto de nube y todos los fuegos
dispuestos a encenderse.
Duermes como la vida
cuando la vida está satisfecha.
Duermes aquí
con el peso excesivo de mi pierna como manta.
Oigo tus ríos
tus cataratas de besos
tus risas como tornados
tus vendavales.
Tengo en la boca
la sal que solo florece en tus orillas.
Duermes y rotas sobre tu propio eje
que a veces soy yo
y a veces es la esférica voluntad de tus caderas.
Cuando te veo dormir en paz
en nuestra cama
sospecho
que más que amar a una mujer
amo a un planeta.
en mi/nuestra cama
(se es propietario de aquello que se riega
y nosotros la regamos puntualmente).
En pleno día duermes
como si fueras de noche.
Las piernas abiertas
como una niña cansada de jugar
que al despertar querrá seguir jugando.
Duermes en paz.
A salvo.
Sabes que estoy aquí
pobre muralla de manos y deseos
pobre
pero inexpugnable
para que tu sueño sea seguro
y los monstruos de la supuesta realidad
no se atrevan con nosotros.
Duermes como la primera madre y la ultima hija
con la femenina placidez de los océanos
con tacto de nube y todos los fuegos
dispuestos a encenderse.
Duermes como la vida
cuando la vida está satisfecha.
Duermes aquí
con el peso excesivo de mi pierna como manta.
Oigo tus ríos
tus cataratas de besos
tus risas como tornados
tus vendavales.
Tengo en la boca
la sal que solo florece en tus orillas.
Duermes y rotas sobre tu propio eje
que a veces soy yo
y a veces es la esférica voluntad de tus caderas.
Cuando te veo dormir en paz
en nuestra cama
sospecho
que más que amar a una mujer
amo a un planeta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)